La economía en el fondo no deja de ser la suma de 1+1.
Sucede que si la inflación es la meta y se la detiene con aumento de los bienes (o la baja del consumo que es lo mismo), lo que pasa es que se empieza a producir menos y eso naturalmente genera desempleo y por consiguiente, salarios mucho más bajos.


Para cuando la inflación esté planchada y parezca que todo está en orden, sucede que el Estado empieza a recaudar menos, porque menos trabajadores aportan y menos empresarios pagan impuestos y queda expuesto el verdadero déficit fiscal, que será entonces «la nueva meta».


Es ahi cuando el Estado también se achica y el dinero «importado» para inversiones termina siendo usado para refinanciar deudas y equilibrar las cuentas, con lo cual el círculo económico nuevamente se reduce a ese embudo de media docena de empresas extranjeras que concentran la exportación y los dólares (que de paso se llevan) y ese pequeño grupo agrario que nunca mueve el termómetro del empleo.


Esa (o sea esta) economía que empezamos a transitar (otra vez, aunque cambien los nombres), no tiene otro destino que el de siempre: implosionar por su propia corrosión, porque ya se sabe, en economía 1+1 siempre es 2.

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